martes, 7 de febrero de 2012

Foto: Varios niños en un descampado del barrio. (Foto: E. Calvo)

Las bombas humanas del celuloide marroquí


Fuente: www.elmundo.es
7 de febrero de 2012

Por Erena Calvo

Sidi Moumen. A las puertas de Casablanca. Un universo de infraviviendas en la capital económica de Marruecos. Allí se curtieron los doce kamikazes de los atentados que sacudieron esta ciudad el 16 de mayo de 2003, dejando tras de sí 45 muertos, cuatro de ellos españoles.

El monarca alauí Mohamed VI indultó este fin de semana con motivo de la celebración del nacimiento del Profeta Mahoma, a tres de los marroquíes que fueron inculpados como ideólogos de la masacre (Hassan Katani, Mohamed Rafiqi y Omar Haduchi, condenados a 20, 25 y 30 años de cárcel).

Hasta Sidi Moumen, cámara en hombro, ha descendido el director de cine Nabil Ayouch para recrear la vida de cinco de los kamikazes que, al arbitrio de manipuladores del Corán, quisieron conseguir las llaves del paraíso a cambio de perpetrar un crimen en nombre de Alá.

Víctimas en los dos lados

'Las estrellas de Sidi Moumen'. En esta película, que se estrenará en las salas de cine en unos meses, Ayouch reivindica que las víctimas de los atentados están en los dos lados, en la de los muertos y sus familias, pero también en la de unos chicos con sueños y pocas salidas a las que asirse para seguir adelante.

"En Marruecos, como en otras partes del mundo -señala-, está en expansión el movimiento salafista; pero que una persona se adscriba a él no implica que sea yihadista (rama violenta del Islam) y esté dispuesta a cometer un atentado". En el reino alauí este último grupo es muy reducido, concluye.

En los últimos 18 años, cerca de 70 personas han muerto en seis atentados terroristas en Marruecos. El último fue en Marraquech, en mayo pasado, cuando el Café Argana de la mítica Plaza Jemaa El Fna saltó por los aires causando 17 víctimas mortales, la mayoría de ellas extranjeras.

En otros países del Magreb como Argelia solo de 1994 a 1996 perdieron la vida 23 occidentales en ataques extremistas y en 2008 se contabilizaron 70 víctimas, las mismas que en el reino alauí desde los años 90 hasta ahora.

Sin debate en Marruecos

Con 'Las estrellas de Sidi Moumen' Ayouch pretende presentar el fenómeno del extremismo –del que el reino alauí se ha mantenido más a salvo que sus vecinos- de una manera diferente pero sin excusarlo. "Nunca se generó un debate del por qué sucedió en Marruecos, por qué nuestros jóvenes se convirtieron en bombas humanas", puntualiza.

"El recuerdo de los atentados de Casablanca está vivo todavía en los habitantes del bidonville Thomas", donde crecieron los kamikazes. Y el Estado –en su programa para erradicar el chabolismo en Marruecos- ha construido en la zona muchas viviendas económicas para realojar a gran parte de las familias que vivían allí. "Thomas ya no guarda mucho parecido a lo que fue hace unos años", cuenta Ayouch.

"Por ambas razones, hemos filmado la película en el bidonville Brahma, que es casi idéntico y todavía está poco urbanizado". En esta ciudad dentro de la ciudad malviven 5.000 personas.

Ciudades de bidón

Bidonvilles significa ciudades de bidón. Kilómetros de infraviviendas que reúnen el hambre, el analfabetismo, la falta de higiene, la violencia, el desempleo, el tráfico de drogas, la prostitución y la corrupción, rodeadas de muros de basura.

"Es cierto que si vives inmerso en la miseria puedes ser más frágil y caer en las redes del yihadismo", explica Rida Benotmane, miembro de la Coordinadora de ex detenidos islamistas que ha colaborado con Ayouch en la construcción de los diálogos de los personajes salafistas. "Pero hay muchos ejemplos de personas con recursos económicos que también se enganchan a esta ideología".

A pesar de que la pobreza del bidonville es un acicate para convertirlo en caldo de cultivo del terrorismo, Benotmane considera que "no es algo automático" y que el factor más determinante es "la ignorancia".

Este hombre, que pasó cuatro años en prisión tras el desmantelamiento de una célula islamista en 2007, cree que la película será positiva para la opinión pública marroquí porque refleja que la versión de la escuela salafista que opta por la acción violenta es residual en Marruecos.

"El esquema de vida de los kamikazes reales y de los protagonistas de la película es el mismo, pero he dejado buena parte a la ficción", asegura Ayouch, quien añade que los actores principales no tenían ninguna experiencia en el cine. "Vienen de barrios populares de Casablanca; de hecho, los roles principales los interpretan chicos de Brahma y aportan una veracidad que no se consigue con los profesionales".

Feliz en esta 'maldita cloaca'

El sol roza el mediodía cuando nos adentramos en este pequeño mundo. Las mujeres limpian las calles, tienden la ropa o van a comprar a los ultramarinos que salpican el laberinto de infraviviendas mientras los niños corretean. Huele a tagine (guiso marroquí), pero también a deshechos amontonados y a los burros, ovejas, gallos y gallinas que merodean a su alrededor.

"En las basuras de esta maldita cloaca he sido feliz", dice Yachine, el protagonista de 'Las estrellas de Sidi Moumem', el libro del marroquí Mahi Binebine que se publicó cuando Ayouch ya trabajaba por su cuenta en el tema y que el director decidió adaptar al cine.

Mientras paseamos por las estrechas callejuelas de Brahma, Ayouch relata que los problemas a la hora de filmar en el bidonville fueron mínimos, incluso con su comunidad salafista. "Aunque al principio sí que hubo cierta desconfianza".

Lo cuenta poco antes de soltar el balón de fútbol con el que intercambia unos tiros con un grupo de pequeños de Brahma. Así termina su película. Con unos chicos intentando encajar goles en el bidonville. Escuchan a lo lejos una explosión. Transcurren pocos segundos antes de que sigan jugando al fútbol como tantas otras veces hicieron los kamikazes de la ficción de Binebine y Ayouch bajo la camiseta de su equipo, Las Estrellas de Sidi Moumen.

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