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lunes, 13 de abril de 2009
Ponga otra milicia en su vida
Fuente: www.elmundo.es
13 de abril de 2009
Por JAVIER ESPINOSA desde Beirut
A Mohamed Ali al Husseini no parece preocuparle el que su país, Líbano, es ya de por sí una de las estructuras más complejas de Oriente Próximo. No sólo porque está dividido entre 18 sectas religiosas cuyos líderes exigen a su vez representación según la cuota pactada en cuanto organismo de estado se presenta, sino porque, a su vez, en el interior de esas confesiones existen incontables divisiones. Tantas como milicias hay en el territorio.
Husseini, pues, es la última incorporación a un mercado ya de por sí abarrotado. Porque al susodicho no se le ha ocurrido fundar una ONG que alimente a los desposeídos sino —cómo no— otro grupo armado cuyo origen es tan confuso como su financiación. El mismo hecho de que el interfecto haya aparecido en el escenario político libanés en vísperas de las cruciales elecciones legislativas de junio resulta, cuando menos, indicativo.
El caso es que el tal Mohamed era una figura casi desconocida hasta que el pasado mes de enero se presentó en público anunciando que había constituido una facción denominada Resistencia Árabe islámica (RAI) con 3.000 combatientes a su disposición.
Para indagar un poco más sobre este nuevo jefe miliciano me presenté en su cuartel general, instalado en los suburbios del sur de Beirut, controlados por Hizbulá, a quien precisamente reconoce disputar el espacio político.
Lo primero que sorprende al visitante es la abundancia de medios que no oculta el religioso, que se prodiga en repartir DVDs y libros escritos en inglés a los periodistas "para que conozcan su filosofía". La organización que lidera, el Consejo Árabe islámico (CAI) —el RAI sería su brazo armado— dispone asimismo de una moderna página web que en su última actualización incluía unas fotos especialmente mediáticas en las que cuatro supuestas activistas femeninas portando abayas (traje tradicional chií) y capuchas aparecen entrenándose con modernas ametralladoras y granadas de mano frente a Hussein.
Según su relato, el movimiento armado se estableció tras la guerra contra Israel del 2006 "a petición popular". "La idea se puso en marcha en esas fechas pero el entrenamiento de nuestros seguidores no concluyó hasta 2008. Nuestra bandera es la justicia, tanto para chiíes como para suníes, y nuestro objetivo, defender la identidad árabe y a todos los regímenes árabes".
"¿Defender a todos los regímenes árabes?", le inquiero, sorprendido al escuchar esta afirmación.
"Sí, no queremos establecer un estado dentro del estado. Hassan Nasrallah (el jefe de filas de Hizbulá) dice que obedece el principio de 'Wilayat al-Faqih' (la doctrina basada en el seguimiento sumiso al clérigo supremo establecida por Jomeini en Irán), pero nosotros obedecemos a los países árabes. Estamos en contra de los amantes de la guerra que instan al pueblo a levantarse contra las autoridades árabes", asegura.
La defensa a ultranza que realiza Husseini de los regímenes árabes —en su mayoría, dictaduras significadas por sus exacciones— y en especial de Arabia Saudí, y sus continuados ataques verbales contra Irán e Hizbulá se han convertido en uno de los elementos más pintorescos del contexto libanés. Eso sí, Husseini se apresura a negar que reciba fondos de Riad o de su principal aliado local y oponente de Hizbulá, el suní Saad Hariri. "¡Quien tenga pruebas de lo contrario que las muestre! Nos apoyan individuos de naciones árabes pero sin condición alguna", añade.
El propio 'comandante' de la Resistencia Árabe Islámica dice tener 34 años y ser natural de Baalbeck, la localidad del valle de la Bekaa donde se fundó Hizbulá en 1982.
"Fui militante de Hizbulá y también estudiante de religión en Irán, de donde volví en el año 2000. Me marché del partido porque teníamos ideas diferentes", manifiesta.
Pero Husseini ha comprendido que uno de los escasos métodos para conseguir una cierta legitimidad en la región consiste en presentar unas firmes credenciales como activista antiisraelí. Por ello, el clérigo mezcla su discurso anti Hizbulá con aclaraciones sobre la 'determinación' de sus militantes "para defender Palestina" y su alta preparación militar.
"Tenemos doctores, periodistas que cubren nuestras acciones militares, campos de entrenamiento, secciones de artillería, de lanzamiento de cohetes, de lucha callejera, de colocación de minas...", advierte.
"¿Pero no resulta un poco extraño que sus 3.000 militantes se hayan estado entrenando en el Líbano durante meses sin que nadie se diera cuenta? ¿De dónde han sacado armamento para tanta gente?", le pregunto.
"Le puedo asegurar que en la Bekaa podríamos entrenar a un millón de personas y nadie lo sabría. Por las armas no se preocupe. En el Líbano hay más que suficientes", sentencia.
En cualquier caso, la irrupción pública de Husseini suscita incontables interrogantes que el protagonista no acierta a desvelar. Como escribía en enero la página web Now Lebanon, los expertos locales "nunca habían oído hablar" antes de él y todos coinciden en que su desempeño dialéctico excede con mucho sus propias capacidades tanto políticas como militares. "Tengo dudas de que le apoye su propia esposa", acotó un líder religioso citado por esa web en tono mordaz.
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