viernes, 30 de enero de 2009

ARTICULO RECOMENDADO POR GUERRA CONTRA EL TERRORISMO
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La amenaza yijadista mundial
La utilización de agentes biológicos

Por Adolfo Estévez* (Editor de Revista semanal virtual Safe World)

Antecedentes y teoría
Una de las pandemias mejor documentada de peste negra fue la originada, en el siglo XIV, en el puerto genovés de Kaffa (actual Feodosyia, en la Península de Crimea, Ukrania) donde los tártaros lanzaron cadáveres de víctimas de peste, utilizando para ello catapultas, al interior de las murallas con el propósito de que la enfermedad se extendiera entre los soldados que defendían la plaza, pero tanto unos como otros sufrieron la epidemia que se transmitía por las pulgas, por lo que se piensa que no solamente los cadáveres fueron el agente iniciador sino también la falta de higiene y la pobre dieta típica de un acto bélico.
A lo largo de la Historia se ha recurrido en ocasiones a la peste o cualquier otra enfermedad contagiosa para expandirla entre los enemigos y en la actualidad la amenaza no ha cesado, solo que ahora no se utilizan cadáveres sino cepas fabricadas o potenciadas sus efectos en laboratorios clandestinos.
Recuerdo una conversación con cierto conocido israelí, en 2004, en la que me confesaba que en su País daban por hecho que en cuestión de años al-Qaeda o alguna otra organización con suficientes recursos para ello se harían con un artefacto nuclear; es solo cuestión de tiempo. Pero lo que más le preocupaba realmente no era esto, que casi lo veía como inevitable, sino la posibilidad de que los yihadistas experimenten con cepas de virus como el de la viruela y descubran el modo de expandirlo por el Mundo, sino ese virus, cualquier otro. ¿Tendrían los países occidentales vacunas para todos sus ciudadanos, cuando enfermedades como la viruela ya están erradicadas y por lo tanto, en principio, no es necesario tener vacunas para millones de personas a diferencia de lo que ocurre con la gripe?
Un virus es un agente sumamente infeccioso mucho más pequeño que las células de las que se convierten en sus parásitos pues las necesitan para reproducirse ya que por si solos no pueden sobrevivir. Al ser tan pequeños, los fármacos utilizados para combatir a los virus no distinguen las células sanas de las enfermas por lo que los remedios drásticos atacan a unas y otras para erradicar el mal del todo. Son tan pequeños que no pudieron detectarse antes de la invención del microscopio electrónico.
Hay una gran diversidad de virus pero lo que hace destacar al de la viruela de los demás es su gran tamaño en comparación a la mayoría y su número de genes, casi 200, lo que dificultaba la lucha contra el mismo, convirtiéndose en el agente biológico más letal de la Historia hasta la aparición del SIDA, la “peste” de nuestro tiempo (1).
Sin embargo, aunque el SIDA es una enfermedad contra la que se lucha activamente pero de la que aún no hay cura, sí en cambio se puede frenar si se siguen escrupulosamente las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud que es el gran caballo de batalla en África, pues el analfabetismo impide que la gente comprenda las medidas sanitarias para el control del virus. Es más, probablemente, si el nivel cultural en África y otros lugares igualmente castigados por la enfermedad fuera más elevado y se practicara el sexo seguro con preservativos y los drogadictos no utilizaran las mismas jeringuillas, estoy seguro de que conseguiríamos erradicarla, salvo casos aislados debido a irresponsabilidades propias o ajenas.
La viruela
Una nueva pandemia de viruela (que mataba 400.000 personas anuales hace poco más de dos siglos y de la que ha habido casos registrados hasta 1977, salvo alguno posterior muy aislado), utilizada como arma biológica por la organización al-Qaeda, causaría tal mortandad que pudiera muy bien ser calificada de verdadera arma de destrucción masiva ya que la utilización de la vacuna, aunque probablemente solucionaría en parte el problema, es también arriesgada pues contiene el virus de la vaccinia que puede causar sarpullidos, fiebre, jaqueca y dolor corporal pudiendo llegar a complicaciones más serias en determinados grupos de personas.
En 2003, el Gobierno español adquirió dos millones de vacunas contra el virus de la viruela que, en principio, recibirían exclusivamente los cerca de 8.000 españoles que a diario trabajan en las bases militares norteamericanas de Rota (Cádiz) y Morón (Sevilla), además de sus familiares y personas del entorno así como los militares españoles. En el resto de países de la Unión Europea que han adoptado medidas preventivas contra la viruela y en los Estados Unidos, sólo se prevé proteger al personal estratégico imprescindible (2).
El ex-presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, reconoció en 2002 (3) que el virus de la viruela era una de las máximas preocupaciones de su Gobierno al revisar tanto las viejas como las nuevas amenazas a las que se enfrentan los Estados Unidos y todo el Mundo tras el 11-S.
Bush dijo en aquella intervención que el País estaba preparado ante un eventual ataque utilizando como arma la propagación de la viruela ya que poseían vacunas para toda la población, sin embargo no era recomendable una vacunación masiva porque la propia vacuna conlleva ciertos riesgos por sus efectos secundarios.
Si un activista yihadista contagiado con el virus de la viruela simplemente se subiera a un metro en una ciudad como Madrid o Barcelona, según el director de la Unidad de Evaluación, Apoyo y Prevención del Hospital Clínico de Barcelona, el epidemiólogo Antoni Trilla, podría iniciar una cadena de contagios que exigiría acotar y aislar a la población afectada. La rapidez del contagio es de un solo contacto en un 80 % de los casos y se transmite al tocar la piel o la ropa de un enfermo de viruela o a través de la respiración si es un entorno cerrado como un metro o un autobús.
Aunque la enfermedad se erradicó supuestamente en 1980, la Organización Mundial de la Salud conserva varias cepas en Rusia, en el Centro de Investigación Virológica de Kolsotovo, si bien las tiene también en el de Control y Prevención de Enfermedades de Atlanta (USA) (4) pero no hay garantías de que las cepas se hayan custodiado de forma rigurosa y como dice Antoni Trilla: "Tampoco hubo una inspección de los países a medida que fueron comunicando a la OMS que habían eliminado sus reservorios víricos. Cada Gobierno lo comunicó y punto".
Lo peor no es lo anterior sino que las medidas preventivas duran no más de tres años y además la vacuna no es inocua además de que no pueden ser vacunadas las mujeres embarazadas o que tengan bebés a los que amamanten, los alérgicos, las personas con el sistema inmunológico debilitado, los que han contraído el SIDA (y éstos últimos son más de 35 millones, aumentando a un ritmo de 7.000 nuevos casos diarios). Tampoco podrá recibir la vacuna los que reciban quimioterapia o tengan alguna enfermedad cardiaca o los que hayan recibido algún órgano trasplantado o los niños menores de un año. Si hacemos cuentas, hablamos de casi la sexta parte de la Humanidad.
El Instituto Nacional de la Salud de Estados Unidos no recomienda una vacunación masiva pues podría ser peor el remedio que la enfermedad por lo que la estrategia en Norteamérica, la Unión Europea o Japón es vacunar a sanitarios, bomberos, policías y militares que serían los que actuarían ante la emergencia y al resto de la población se le daría información orientativa.
El índice de mortandad causado por la vacuna de la viruela es de entre dos y cinco individuos por cada millón vacunado, lo que multiplicado por 6.700 millones de personas que pueblan el Planeta, supone más de 25.000 muertes solo por la vacuna y ya hemos mencionado a los grupos de riesgo a los que inyectarles la vacuna supone un gran peligro para sus vidas y hablamos de más de 1.000 millones de personas.
Para los que crean que exagero al pensar que por muchas medidas que se tomen siempre serán pocas, recordaré el caso del laboratorio de la Escuela de Medicina de la Universidad de Birmingham, en 1978. Un fotógrafo que trabajaba en una oficina sobre el laboratorio mencionado resultó contagiado a través de una fuga por el conducto del aire que unía la oficina con el laboratorio. Aunque la madre del fotógrafo también se infectó fue él quién pereció (el director del laboratorio se quitó la vida al reconocer su falta de responsabilidad).
En 1994, un experto ruso afirmaba que la viruela es un agente biológico aún más letal que el ántrax o la peste (5). Ciertamente es un agente muy peligroso (se presentó con una letalidad del 30% en los infectados con viruela mayor y no vacunados). Además resulta estable para su transmisión por aerosol y puede ser producido a gran escala. Su uso tendría un efecto psicológico devastador en la población que resultara víctima del ataque, causando un pánico generalizado, sobre todo cuando se comprobara que no hay vacunas para todos y aún así ya se ha indicado con anterioridad que la vacuna puede resultar peligrosa igualmente. Otros ejemplos son los acontecidos, también en los años 70, en Alemania y la ex-Yugoslavia donde a pesar de la rutinaria vacunación resultaron infectadas once personas y éstas, a su vez, infectaron a un promedio de trece personas por sujeto.
De todos modos, la vacuna contra la viruela, de efectos imprevisibles, tiene una duración efectiva de no más de diez años en el caso de que el individuo haya sido vacunado de niño (6). Si la vacuna se inyecta a edades más tardías, en la mayoría de los casos, se ha comprobado que no tiene una efectividad superior a los cinco años y eso si funciona. La 59ª Asamblea Mundial de la Salud, celebrada en mayo de 2006, dictaminó que aunque es recomendable acabar con todas las cepas existentes, se permitirá que se siga investigando con ellas pero reconoce que es una amenaza de primer orden mundial y no garantiza que las únicas cepas se encuentren en los dos laboratorios de la OMS, en Rusia y Estados Unidos. La fecha para la total destrucción de las cepas de virus es el 30 de junio de 2010, sin embargo ya se había dado una fecha anteriormente (2002) y se aplazó su destrucción de modo indeterminado. Me temo que mientras la amenaza terrorista exista o el miedo a que un régimen totalitario se hiciera con alguna muestra con la misma intención (terrorismo de Estado), las cepas no se destruirán para así poder extraer de ellas las vacunas necesarias para contrarrestar la pandemia. Como vemos, un callejón sin salida: ¿será beneficioso o perjudicial la destrucción de las dos cepas existentes de viruela?...si es que solo hay esas dos cepas.

Ébola
Aunque un informe del Instituto Brookings, titulado “Protegiendo al territorio estadounidense”, publicado en 2002, destaca que un ataque de una organización terrorista utilizando como arma el ébola es remoto, lo cierto es que es de fácil reproducción en laboratorios, altamente eficaz por aerosoles, muy contagioso y su mortalidad puede llegar al 90%, no existiendo actualmente vacuna alguna, pues a pesar de lo que se creyó en un principio, se ha demostrado que el suero consistente en la sangre de los supervivientes al virus no es efectivo en el tratamiento de la enfermedad.
La infección es provocada a través del contacto con la sangre contaminada, la saliva, el sudor, la orina o los vómitos y puede llegar a incubarse en tan solo dos días. Primeramente, la fiebre sube, el individuo se muestra súbitamente cansado y padece un gran dolor muscular y de las articulaciones, así como en el abdomen y la cabeza; las cefaleas llegan a ser insoportables.
La hemorragia aparece en todo el cuerpo, sangrando por la boca y el recto, siendo la causa verdadera de la muerte, la pérdida de sangre.
La enfermedad es relativamente nueva o al menos se conoce desde hace poco (algo más de treinta años) por lo que sigue siendo una gran desconocida y…sin vacuna.
La zona más afectada ha sido el centro de África con una mortandad de un 70 % aproximadamente, sin embargo la cepa más mortífera de las distintas conocidas de ébola es la variante “Zaire” con una mortalidad del 90 %; el último brote surgió en la República del Congo con una mortalidad del 71 % (187 muertes).
La cepa “Ébola-Sudán” causó siete fallecidos entre los 17 casos aparecidos en ese País y solo en noviembre de 2007, en Uganda, murieron 35 personas de las 127 afectadas por el virus.
Encontrar una vacuna es sumamente difícil ya que se necesita un laboratorio que reúna las adecuadas medidas de seguridad como conservación en nitrógeno líquido y otras medidas de contención y solo hay un par de laboratorios autorizados en todo el Mundo, como ocurre con la viruela, ya que es de fácil reproducción en manos inadecuadas, muy efectivo utilizando aerosoles para su expansión y con una alta capacidad contagiosa. La muerte puede aparecer en tres días, si bien lo normal es que el individuo infectado dure una semana al menos.

Carbunco
El mal llamado “ántrax” ya fue utilizado por los servicios de espionaje alemanes durante la Gran Guerra, llamada así puesto que hasta ese momento no se había conocido un conflicto de implicaciones mundiales como la Primera Guerra Mundial. Los medios utilizados como el gas mostaza o el Bacillus anthracis para cortar los suministros a las tropas aliadas que combatían contra Alemania y el Imperio austro-húngaro fueron la primera fabricación a gran escala de armas biológicas, como correspondía a un conflicto de semejantes proporciones. Sin embargo, como dato curioso a favor de la Alemania Nazi, si es que se puede decir algo favorable del movimiento nacional-socialista, es que el III Reich nunca utilizó armas biológicas ya que sus científicos comprendieron que sus efectos serían difícilmente controlables por lo que acabarían causando mortandad también entre los alemanes.
El poder infeccioso del Bacillus anthracis es tal que la isla de Gruinad, en Escocia, donde se realizaron pruebas con esporas de dicho agente, sufrió sus efectos en los animales que poblaban la isla durante cuarenta años, teniendo que recurrir finalmente al formaldehído y el agua de mar para desinfectarla del todo no pudiendo visitar la isla seres humanos sin protección hasta 1990.
Varios ejemplos de contaminación con el carbunco son el acontecido en Sverdlovsk, en el que murieron casi 70 personas o los envíos postales conteniendo esporas de Bacillus anthracis en el otoño de 2001 en Estados Unidos que consiguió uno de los objetivos terroristas: crear pánico en la población. Sin embargo, se ha informado a la población erróneamente puesto que muchos medios de comunicación son muy dados a utilizar el miedo para vender ejemplares de sus periódicos o subir sus niveles de audiencia recurriendo a supuestos expertos que no son más que periodistas que han leído sobre el tema aprisa y corriendo para tener algo que decir haciéndose pasar por especialistas ya que los verdaderos científicos que han estudiado el Bacillus anthracis no dan morbo a los espectadores por lo que raramente serán consultados por las cadenas de televisión o las emisoras de radio. La idea es buscar alarma social con la que crear noticia y debido a esto, en ocasiones, son los propios periodistas “amarillos” o sensacionalistas los que facilitan el trabajo de organizaciones terroristas difundiendo el pánico entre la población con noticias que no han sido contrastadas pudiendo inspirar con semejante actitud confusión e incluso desestabilización, lo que favorece a los yihadistas: la desinformación. La diferencia entre un periódico o cualquier otro medio de comunicación serio y otro que solo pública bazofia sensacionalista es precisamente la calidad de sus analistas y fuentes de información y especialmente, el modo en que contrastan sus informaciones. Los periodistas tienen un papel muy importante en la lucha antiterrorista, negándose a difundir noticias que no hayan sido contrastadas y si no es posible, han de tratarlas con la debida cautela para no crear desconfianza de los ciudadanos en sus Fuerzas de Seguridad, pensando que no están capacitadas para defenderles, debido a la publicación de noticias sensacionalistas sin la menor ética.
En realidad, el ántrax es una enfermedad cutánea que aunque de cierto parecido al carbunco cutáneo, no es lo mismo; es más, el carbunco tiene otras tres variantes: intestinal, pulmonar y carbunco meníngeo.
La enfermedad del carbunco es una vieja conocida de los ganaderos por la que se vacuna al ganado, sobre todo ovino y caprino, desde hace tiempo debido a lo cual las personas que entren en contacto con esos animales pueden contraer la enfermedad afectando a su piel, tracto gastrointestinal y pulmones; en principio serían los relacionados con dichos animales como los granjeros, veterinarios, curtidores o cardadores de lana por lo que la enfermedad también es conocida como de los traperos o cardadores de lana.
El problema con el carbunco es que se piensa que resulta difícil un ataque terrorista utilizando ese agente patógeno que por cierto no es un virus, como se ha dado a entender, sino una bacteria. Para los que desconozcan la diferencia y hayan oído los términos guerra o arma bacteriológica asociando a virus y bacterias como si fueran lo mismo, para nada es así. Los virus son mucho más pequeños que las bacterias y son parásitos mientras que las bacterias pueden desenvolverse bien en ambientes sin vida Básicamente y utilizando términos militares, las bacterias invaden el organismo al que atacan como si fueran un regimiento mientras que los virus actúan primeramente como si fueran espías, alterando poco a poco el funcionamiento genético de las células hasta y reproduciéndose de tal modo que llega un momento que resulta muy difícil o imposible pararlos. Pudiéramos decir que las bacterias le declaran la guerra al organismo al que atacan y los virus son, en cambio, una guerrilla de comandos que cuentan con ácidos desoxirribonucleico y ribonucleico protegidos por lo que resulta difícil destruirlos. Pueden permanecer durante mucho tiempo como si estuvieran muertos hasta que encuentran un organismo vivo en el que desarrollarse como parásitos.
Por lo general, el carbunco cutáneo, que es el más frecuente, aparece como si fuera la picadura de un insecto la cual pudiera derivar en la típica ampolla y ulcerarse pero no suele causar un excesivo dolor, secándose la costra resultante a los quince días. El tratamiento es a base de penicilina, doxiciclina y ciprofloxacina durante dos meses siendo los casos de muerte muy raros. Las personas infectadas no contagian el carbunco, lo que ocurre es que varias personas pudieran haber estado expuestas a la misma fuente originaria de la bacteria.
Un problema añadido es que cuando aparecen los primeros síntomas pudiéramos achacarlos a otras enfermedades y pensar que con reposo, cremas o ciertos antibióticos se solucionará; esa estúpida convicción que tenemos muchos de nosotros de que será algo pasajero por lo que no es necesario acudir al médico. ¡Gran error! Al retrasar el tratamiento más de una semana, su eficacia es nula pero una vez es detectado, por lo general, los servicios de sanidad envían a la zona infectada al personal y medios necesarios en cuestión de no más de un día, consiguiendo contener la enfermedad.
Una propagación efectiva de la bacteria sería convertir sus esporas en un polvo muy fino y encontrar el modo de expandirlo para que afecte al mayor número de víctimas pero resulta un procedimiento muy complejo.
Ahora bien, el presente trabajo trata la posibilidad de un ataque terrorista utilizando el carbunco y otros agentes patógenos como armas biológicas. Es más que posible que de conseguirse lo anterior y se pueda convertir en polvo las esporas del carbunco, se propague ayudado por el aire acondicionado de un centro comercial o edificio de oficinas por lo que sería recomendable que la ventilación fuera individual para cada dependencia y no general para evitar así su propagación. También se puede contaminar alimentos varios de un hipermercado y que los numerosos clientes acaben todos infectados al contacto con los productos en cuestión, por lo que el control sobre los mismos ha de ser constante. Con respecto a los envíos postales como ocurrió en 2001 en Estados Unidos (ataque del que aún se desconoce su autor o autores y que algo más de siete años después el FBI sigue investigando) se impone un aislamiento de todos los paquetes y sobres postales y su revisión exhaustiva antes de su envío aunque ello suponga un retraso en el mismo. Muchas veces con un simple vistazo a través de una cámara instalada en el habitáculo donde se deposite el sobre o paquete se podrá observar si el polvo rodea el envoltorio y en el caso de que esté en su interior, como sería lo normal, deberá ser abierto para mayor seguridad. Se supone que a raíz del pánico desatado en todo el Mundo con lo ocurrido en Estados Unidos en el otoño de 2001 se han tomado medidas de seguridad para detectar envíos sospechosos pero no son suficientes. De todos modos se deberían enviar muchos sobres y paquetes rociados con carbunco para causar un número elevado de muertes.

Botulismo
Se trata de una enfermedad que causa parálisis muscular ocasionada por la bacteria Clostridium botulinum.
Las tres variantes son:
- La transmitida por alimentos contaminados.
- El botulismo infantil.
- Las heridas infectadas por la bacteria.

Con la primera variante, los síntomas pueden aparecer en seis horas y en casos extremos pero perfectamente posibles, en cuestión de poco más de un día, se pasa de la doble visión a la visión borrosa, los párpados caídos y dificultad muy molesta para hablar y tragar ya que se tiene la sensación de que la boca se ha secado. Aparecen dolores musculares generalizados pero de modo progresivo y de arriba hacia abajo: hombros, brazos, muslos, pantorrillas y finalmente, si no es tratado a tiempo, se produce la falta de respiración y con ello la muerte.
Se trata de una enfermedad que tampoco se contagia con el contacto humano y si se coge a tiempo la mayoría de los infectados se recuperan en cuestión de un mes aunque aquí está el problema, que se coja a tiempo o no, pues los antibióticos prescritos para su tratamiento no son siempre útiles. Un grupo de riesgo es sin duda los niños. Si una organización terrorista sin escrúpulos contaminara los alimentos del comedor de un colegio donde los niños son susceptibles de hacerse pequeñas heridas jugando, dichas heridas serían suficientes para contraer la enfermedad ya que a través de ellas accederían al interior del organismo y tan solo es necesaria una cantidad pequeñísima de la toxina, por lo que los alimentos que vayan a consumir los niños han de estar controlados en todo momento y no dejarlos sin vigilancia ni un instante.
Los lugares de donde se extraigan las verduras, frutas, pescado, cebollas salteadas, ajos picados conservados en aceite, salchichas, carnes ahumadas en conserva y otros productos parecidos han de ser inspeccionados regularmente para garantizar que su elaboración sigue todas las normas de sanidad ya que son los alimentos más propicios para la contaminación.

Medidas por parte del Gobierno argentino
Ya en 2005, el informe “Libertad para vivir sin temor” expuesto como respuesta al del secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, “Un concepto más amplio de la libertad: desarrollo, seguridad y derechos humanos para todos”, recomendaba implementar y fortalecer la Convención sobre armas biológicas y toxicas, negociando un protocolo de verificación eficaz y respaldando la necesidad de una acción conjunta y unánime contra la posibilidad de que grupos terroristas utilizaran agentes biológicos, aumentando el presupuesto de la Red Mundial de Alerta y Respuesta ante brotes epidémicos de la OMS.
Lo cierto es que la República Argentina ha mostrado su preocupación ante estos temas en repetidas ocasiones en el seno de la ONU, presidiendo incluso comités de investigación del fenómeno al-Qaeda y talibán como amenaza global o recomendando no conceder asilo o refugio, en concordancia con los artículos 12 y 13 de la Convención Interamericana contra el Terrorismo, a ninguna persona que haya participado en la planificación, preparación o comisión de actos de terrorismo o en su tentativa.
La política antiterrorista contra el yihadismo es intensa por una sencilla razón: este País es el que tiene la comunidad judía más importante de Latinoamérica, objetivo terrorista de primer orden por lo que la Administración argentina ha fortalecido sus medidas para evitar atentados a dicha comunidad en su territorio, recomendando modos de actuación que son respetados y oídos por otros Países.También lleva a cabo iniciativas en el contexto de la “Alianza de civilizaciones” impulsada por el presidente del Gobierno español, José Luís Rodríguez Zapatero, sin que por ello dejen de actuar de modo contundente contra el terrorismo internacional, como ocurre en España, País hermano de Argentina en muchos más aspectos de los que tanto españoles como argentinos piensan, incluido el terrorismo sufrido por ambos pueblos, razón por la que permanecen en contacto el CELTV (Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas), institución que apoyo incondicionalmente y la Fundación española “Víctimas del terrorismo”, presidida por mi muy admirada y respetada Maite Pagazaurtundúa, instituciones ambas que apoyan a su vez a todo tipo de asociaciones de víctimas del terrorismo tanto en Latinoamérica como en la Península Ibérica.
En Argentina, además, aún permanece en la mente colectiva el recuerdo de los atentados de 1992 y 1994 contra sendos objetivos judíos: la Embajada de Israel (un atentado suicida que costó la vida a 29 personas y ocasionó 242 heridos) y otro atentado igualmente suicida, dos años después, contra la mutua israelí AMIA, también en Buenos Aires, con 100 muertos y 200 heridos.
Precisamente, veíamos recogida en esta web “Guerra contra el terrorismo”, la noticia sobre el acto en Buenos Aires, el día de ayer, 27 de enero de 2009, en repulsa por las últimas manifestaciones antijudías.

Situación actual
A pesar de lo anterior, todavía encontraremos a individuos que muestren sus dudas sobre la intención de al-Qaeda de utilizar armas biológicas, añadiendo que se trata sencillamente de una exageración y que se le da más importancia de la que se merece.
Alan Cullison, periodista del Wall Street Journal, compró en 2001 dos ordenadores, propiedad, según su vendedor, de Muhammad Atef que fue líder militar de al-Qaida hasta su muerte en noviembre de 2001 (7). En uno de los ordenadores encontró documentos sobre el intento de iniciar un programa de armas biológicas denominado “al-Zabadi” y cuyo presupuesto ascendía a tan solo 3.000 dólares, lo que demuestra lo que decía anteriormente de que con poco dinero se pueden llevar a cabo atentados importantes o estudiar como perpetrarlos. Al parecer, el interés de al-Qaida por utilizar ese tipo de armas data al menos de 1997 por lo que se desconoce en que fase pudiera encontrarse en la actualidad.
En este mes de enero de 2009, el diario “The Washington Times” publicaba que una fuente anónima de los Servicios de Inteligencia de Estados Unidos afirmaba que un campamento magrebí de entrenamiento de la filial AQMI de la red al-Qaeda había sido abandonado al morir varios activistas por el escape de un agente biológico o químico. Sea veraz o no la información anterior, el caso es que la amenaza biológica por parte del terrorismo yihadista es seria y perfectamente posible y obligación de los Estados y sus Cuerpos de Seguridad contrarrestarla, para lo que antes han de estar debidamente informados, única intención de este trabajo, esperando que los Servicios de Información no solo cuenten con más datos que los aquí contenidos sino con un plan diseñado para amortiguar o anular un eventual ataque terrorista con agentes biológicos. Así lo espero.

*Adolfo Estévez
Experto profesional en análisis de la violencia política y el fundamentalismo religioso; especialista fiscal, en seguridad ciudadana y en servicios de documentación e información. Editor de la Revista semanal virtual SAFE WORLD y de la Revista virtual del Club de la Historia.

Notas

(1) Se calcula que el SIDA mata al doble de personas que lo hacía la viruela. Solo en Sudáfrica, el Consejo de Investigación Médica ha contabilizado, en 2004, en torno a cinco millones de casos.

(2) Artículo de Engels Gallardo publicado en “Mediterráneo”, Grupo Zeta, el 08/02/2003.

(3) Puede ser consultada esta información en la web de la oficina de prensa de la Casa Blanca; 13/12/2002.

(4) Se encuentran esas cepas bajo nivel 4 de bioseguridad que es la máxima contención pero los expertos no las tienen todas consigo para garantizar que no se haya extraído alguna muestra de alguno de los dos laboratorios. En principio, el más preocupante es el ubicado en Rusia donde las medidas de seguridad escasean ante la avalancha delictiva que vive el País desde hace veinte años con la llegada de la Perestroika que no solo trajo una supuesta libertad para los ciudadanos responsables sino también libertad de movimiento para los delincuentes. Por otro lado, los sueldos son paupérrimos por lo que imagino que para un empleado que trabaje en el laboratorio ruso, sea cual sea la organización que le pague, sería una gran tentación el dinero que pueda ofrecerle alguna organización yihadista por una muestra del virus (al-Qaeda mueve miles de millones de dólares por lo que no le resultaría un descalabro para sus finanzas ofrecer por una muestra de viruela un millón de dólares). Confiar en la honestidad de los técnicos y biólogos tanto de ese laboratorio ruso como del norteamericano y en su profesionalidad es la esperanza que tenemos.

(5) D. Henderson: Bioterrorism as a Public Health Treta. Emerg Infect Dis. 1998.

(6) El Comité Asesor sobre Métodos de Inmunización (ACIP) de Estados Unidos aconseja que no se aplique la vacuna contra la viruela a personas menores de 18 años de edad, a menos que se trate de una situación de emergencia.

(7) La información está más completa en el excelente artículo de René Pita y Rohan Gunaratna, publicado en Athena Intelligence, vol. 3, nº 3, titulado “El agente etiológico del ántrax maligno como arma biológica y su uso en atentados terroristas: a propósito de la crisis del Amerithrax de 2001”; no obstante, los autores reseñan la referencia de la que extrajeron los datos: Alan Cullison y Andrew Higgins, “Files found: a computer in Kabul yields a chilling array of al Qaeda memos”, The Wall Street Journal, 31 de diciembre de 2001 y Alan Cullison, “Incide al-Qaida´s hard drive”, The Atlantic Monthly, septiembre de 2004.
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1 comentario:

Anónimo dijo...

Thanks :)
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