martes, 4 de marzo de 2008


¿Puede hallarse una solución, aún cuando los conceptos básicos son tan distintos?

Por Jana Beris, para Safe Democracy Foundation
3 de Marzo de 2008

Las cruentas imágenes transmitidas desde la Franja de Gaza al mundo entero, se originan mucho antes del operativo militar israelí en la zona de Sayaíe, al norte de este territorio palestino. Los palestinos muertos, especialmente los civiles, probablemente estarían vivos, de no ser por los constantes ataques lanzados desde Gaza con cohetes, hacia el vecino territorio israelí, dice la autora.
(Desde Jerusalén) De fondo, hay algo que destacar: para Hamas, territorios ocupados no es un término que se refiere únicamente a Cisjordania y a la Franja de Gaza (conquistados por Israel en junio de 1967), sino a la totalidad de la zona, que incluye al Estado soberano de Israel.
Hamas no acepta la existencia misma de Israel por considerar que toda Palestina (término que incluye para ellos el territorio de Israel) es waqf, o sea, tierra sagrada del Islam. Nadie tiene derecho a renunciar a parte de la tierra sagrada, nos dijo en repetidas ocasiones, entre otros, Mahmud al-Zahar, uno de los líderes de Hamas en Gaza.


EL ERROR DE SHARON Y LA LECTURA PALESTINA
Pagando un alto precio interno, el Gobierno del primer ministro Ariel Sharon aprobó retirarse de la Franja de Gaza. En el marco de su plan de desconexión, los asentamientos todos fueron desmantelados y su población, de unas 8.500 personas, evacuadas hasta el 27 de agosto del 2005. Poco después, el 12 de septiembre, el ejército cerraba el portón fronterizo de Kisufim y declaraba terminada la ocupación de la Franja de Gaza.
Los puestos fronterizos sí quedaban bajo responsabilidad de Israel. La retirada no se hacía en medio de un clima de paz y entendimiento, sino en una época de conflicto y, por ende, las fronteras abiertas, por las que en los mejores tiempos pasaban cerca de 200.000 trabajadores palestinos diariamente a Israel (parte de ellos de Gaza), ya lo eran tales.
Sharon cometió el error de no coordinar la retirada con la Autoridad Nacional Palestina. La pregunta es si acaso ello debía justificar que la retirada israelí fuera el comienzo de una etapa todavía peor que antes, en lugar de la apertura de un nuevo capítulo en Gaza. La respuesta nos parece claramente negativa.
Pero los palestinos no lo interpretaron como una nueva oportunidad, sino como una señal israelí de debilidad. Los echamos nosotros con la resistencia, nos dijo Mahmud al-Zahar en su casa en Gaza, en julio del 2005, poco antes de la retirada israelí, usando el término que para los israelíes no es otra cosa que terrorismo.
Los grupos radicales interpretaron todo a su manera, con una lógica totalmente diferente de la que motivaba a Israel. Si Israel se va de Gaza porque nosotros lo empujamos hacia afuera, vamos a seguir y se irán así también de otros lados, nos decía un enmascarado de Hamas en la zona de El Bureij en Gaza, en aquella misma visita al lugar en julio de 2005.
Y la realidad que sucedió a la retirada, confirmó el anuncio.

UNA NUEVA PÁGINA… NUNCA ABIERTA
Los cohetes que los palestinos habían comenzado a disparar hacia Israel, especialmente a la ciudad de Sderot, desde enero del 2001 (llamados Qassam, dado que los primeros en dispararlos fueron los batallones armados de Hamas Izz al-Din al-Qassam), no sólo que no desaparecieron porque Israel se retiró, sino que los disparos se intensificaron.
La nueva página que podría haber sido abierta con la salida de Israel del territorio ocupado, no se abrió. Los invernaderos dejados por Israel en los otrora asentamientos (comprados de hecho por el Banco Mundial para que los palestinos los aprovechen como fuente de manutención) fueron destruidos en cuestión de días y en parte de los territorios en los que se hallaban antes las colonias israelíes, se desarrollaron campos de entrenamiento de los grupos radicales. Desde los más cercanos a la frontera con Israel, se ubicó puestos de lanzamiento de cohetes Qassam.
El significado de los cohetes disparados desde Gaza, no puede medirse únicamente de acuerdo al hecho que han cobrado hasta ahora la vida de doce civiles, sino del terror que impone constantemente a la vida de una población entera.
Son innumerables los casos que la población local llama no menos que milagrosos, en los que los cohetes hicieron impacto en casas en ese momento vacías, en jardines de infantes cuando los pequeños recién habían salido al patio, en el patio cuando recién habían entrado y muchas otras situaciones similares.
Aún recordando que en un operativo militar israelí contra Hamas pueden morir decenas en un día e inclusive, por error, civiles, hay aquí un desequilibrio básico, a dos niveles.

DESEQUILIBRIO BÁSICO A DOS NIVELES
Los terroristas disparan intencionalmente hacia blancos civiles, tanto en Sderot como en la ciudad de Ashkelon mientras que Israel ataca a hombres armados, cuando decide finalmente no demorar más y responder a los disparos en su contra. La muerte de civiles palestinos es un error, no una intención.
Hamas y los otros grupos radicales, lanzan los cohetes desde zonas habitadas, en patios de escuela, entradas de casas particulares, para complicar la reacción israelí y garantizar un precio político a pagar por Israel si en la respuesta mueren civiles. El viernes por la noche, cuatro niños muertos en Gaza, estaban jugando al fútbol cerca de una célula que disparaba Qassam.
Cabe preguntar dónde estaban los padres de esos chicos que no los mantenían en casa en un día tenso, o por qué los terroristas disparaban desde allí. Cabe suponer que ninguna de las respuestas puede resultar alentadora.
A esta problemática existente desde hace ya más de siete años especialmente en Sderot y sus alrededores, se agregó en los últimos días también la ciudad de Ashkelon, con 120.000 habitantes. Ya hace dos años cayó allí por primera vez un misil, y numerosos cayeron desde entonces sobre su parte sur, pero ahora, toda la ciudad ha sido colocada en la mira de Hamas.
A raíz de ello, Israel decidió que su paciencia comienza a agotarse y escaló el nivel de su respuesta contra blancos de Hamas en Gaza.
Sin embargo el operativo militar en curso en la Franja, no es una venganza, sino un intento de asestar a Hamas un golpe que le impida volver a disparar o al menos se lo dificulte seriamente.

DOS ENFOQUES VITALES… ¿Y UNA MISMA SOLUCIÓN?
Las imágenes provenientes desde Gaza, son duras. Especialmente, los informes sobre niños muertos. Cada uno, cabe suponer, era un mundo para su familia. Pero la responsabilidad por su muerte no es sólo de Israel que disparó al entrar a Sayaíe y a Jebalia, sino ante todo de Hamas que no cesó de atacarle a expensas de su propia población, hasta que finalmente, le obligó a empezar a reaccionar.
Israel ataca en Gaza con una ínfima parte de su poderío militar, debido a que es consciente de que en medio de los terroristas están los civiles y a pesar de saber que probablemente, si bombardeara masivamente las zonas desde las que disparan cohetes, sí podría detenerlos. No lo hace, ya que el precio sería arrasar barrios enteros. Mientras Hamas usa a los civiles, Israel aún intenta distinguir entre ellos y los terroristas, lo cual en una guerra, claro está, no siempre es posible.
El problema básico de fondo es que difícilmente se pueda concebir una solución mientras haya diferencias tan grandes en el enfoque de vida. Es que Israel decide reaccionar para proteger a su población, teniendo la vida como su mejor elección. Pero en Hamas, el enfoque es otro. Alcanza con el ejemplo de un programa televisivo para niños, para entenderlo.
Tras el supuesto Ratón Mickey que en este canal se llamaba Farfur y que mataba a un soldado israelí, llega un conejo llamado Assud. Yo terminaré con los judíos y me los comeré, dice el conejo ante el beneplácito de la niña que hace las veces de anfitriona en el programa, y que añade Que Alá así lo desee…

LA POBLACIÓN DE GAZA, REHÉN DE LOS EXTREMISTAS
El extremismo se manifiesta, pues, no sólo a expensas del desarrollo económico de Gaza, sino también de la salud mental de sus niños.
Las frases sobre heroísmo y lucha por la causa nacional palestina, no lograrán ocultar que la población de Gaza es rehén de los extremistas. Éstos prefieren usarla en su lucha contra Israel, en lugar de permitirle la oportunidad de intentar vivir mejor.
La gran pregunta es si, acaso, Israel tiene que soportarlo, cohetes de por medio, sin reaccionar. Y si, acaso, debe permanecer sin hacer nada para proteger a sus civiles, por saber que en la respuesta a Hamas existe el riesgo de que mueran también civiles del lado palestino.
La alternativa al operativo en curso, y a otro más intenso y profundo que no se puede descartar, no es la paz, sino una situación peor aún, en la que los cohetes de Hamas lleguen más al norte todavía y tengan en su mira a la propia Tel Aviv.

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