Pakistán: no sólo el país más peligroso, sino el más ingobernable
La clave del futuro del “país de los puros”, entre Washington e Islamabad
La clave del futuro del “país de los puros”, entre Washington e Islamabad
Por Alberto Priego, 13 de Marzo de 2008
Publicado por Safe Democracy Foundation
La gobernabilidad de Pakistán es incierta, la situación interna es caótica y la presión que llega desde el exterior hace pensar que Musharraf tenga los días contados. Las elecciones norteamericanas pueden resultar decisivas para Islamabad, sobre todo si Obama se convierte en presidente de Estados Unidos. Todo apunta a que cualquiera que sea el resultado de la coalición de gobierno entre el PPP de Benazir Bhutto y el PML(N) de Nawaz Sharif, habrá que esperar hasta el próximo noviembre para ver qué sucede en Washington y comprobar si la coalición tiene futuro o no, afirma el autor.
(Desde Londres) La restauración de la democracia era una frase que le gustaba utilizar a Benazir Bhutto tanto a finales de los ochenta como en su vuelta a Pakistán en 2007. Sin embargo, su asesinato impidió que las palabras se convirtieran en hechos y los más radicales parecen empeñados en responder con terror y dolor.
Tras las elecciones del pasado 18 de febrero, Pakistán sigue siendo no sólo uno de los países más peligrosos sino también uno de los más ingobernables. Los cleveages electorales no son sólo ideológicos, sino también étnicos, territoriales e incluso personales. Las enemistades a tres bandas entre el viudo de Bhutto, Zardari, Nawaz Sharif y Musharraf provocan que las cábalas para crear gobiernos sean incluso más complicadas. Sin embargo, no olvidemos que el equilibrio territorial es extremadamente importante, y ésta es la razón por la que los radicales han decidido atentar en la capital del Punjab, en Lahore, feudo de Nawaz Sharif.
Tras las elecciones del pasado 18 de febrero, Pakistán sigue siendo no sólo uno de los países más peligrosos sino también uno de los más ingobernables. Los cleveages electorales no son sólo ideológicos, sino también étnicos, territoriales e incluso personales. Las enemistades a tres bandas entre el viudo de Bhutto, Zardari, Nawaz Sharif y Musharraf provocan que las cábalas para crear gobiernos sean incluso más complicadas. Sin embargo, no olvidemos que el equilibrio territorial es extremadamente importante, y ésta es la razón por la que los radicales han decidido atentar en la capital del Punjab, en Lahore, feudo de Nawaz Sharif.
El histórico Partido Popular de Pakistán (PPP) de Benazir y Zulfikar Bhutto ha sido, de largo, el vencedor de las elecciones con un 33 por ciento de los votos y 88 escaños. Sin embargo, el viudo de Benazir, quien ya ha sido acusado de corrupción, no ha alcanzado las expectativas levantadas por su mujer y deberá contar con otros partidos para gobernar, principalmente con la Liga Musulmana de Pakistán –PML(N)–.
El segundo partido, con un 25 por ciento y 65 escaños es precisamente la PML(N) del ex-primer ministro Sharif, quien además controlará la Asamblea Regional más importante de Pakistán, el Punjab. La victoria en esta región será fundamental para las negociaciones del futuro presidente del país teniendo en cuenta que la elección de presidente se hace de forma indirecta a través de dichas asambleas.
El segundo partido, con un 25 por ciento y 65 escaños es precisamente la PML(N) del ex-primer ministro Sharif, quien además controlará la Asamblea Regional más importante de Pakistán, el Punjab. La victoria en esta región será fundamental para las negociaciones del futuro presidente del país teniendo en cuenta que la elección de presidente se hace de forma indirecta a través de dichas asambleas.
LOS DERROTADOS EN LAS URNAS
Los grandes derrotados de los comicios han sido los aliados de Musharrraf: el Muttahida Majlis-e-Amal (MMA) y la Liga Musulmana de Pakistán –PML(Q)–, el partido de Musharraf.
La coalición de partidos islamistas que ha ayudado a Musharraf a mantenerse en el poder, el Muttahida Majlis-e-Amal (MMA) ha perdido 53 de los 59 escaños que obtuvieron en 2002 y, lo que es más importante, pierden el control de la Asamblea de la Provincia de la Frontera Noroeste (NWFP). La explicación a tal descenso no es sencilla, pero se debe, principalmente, al empeoramiento de las condiciones de seguridad del país.A esto le debemos sumar la división del propio MMA, que ha quedado fragmentado en múltiples partidos. Uno de los partidos salientes, el Jamaat-e-Islami cuyo nombre recuerda a las ideas de Mawdudi, ha boicoteado las elecciones, y el otro, el Awami, ha centrado su voto excesivamente en la cuestión Pastún, lo que le ha restado gran parte del apoyo que poseía el MMA.
El otro gran perdedor de los comicios es el PML(Q), que ha bajado hasta el 16 por ciento y que tiene los días contados en el gobierno. Además, los casos de corrupción y de intimidación electoral se suceden en Pakistán, y el PML(Q) está ligado ineludiblemente a la imagen de Musharraf, lo que les resta legitimidad tanto interna como externa.
Los grandes derrotados de los comicios han sido los aliados de Musharrraf: el Muttahida Majlis-e-Amal (MMA) y la Liga Musulmana de Pakistán –PML(Q)–, el partido de Musharraf.
La coalición de partidos islamistas que ha ayudado a Musharraf a mantenerse en el poder, el Muttahida Majlis-e-Amal (MMA) ha perdido 53 de los 59 escaños que obtuvieron en 2002 y, lo que es más importante, pierden el control de la Asamblea de la Provincia de la Frontera Noroeste (NWFP). La explicación a tal descenso no es sencilla, pero se debe, principalmente, al empeoramiento de las condiciones de seguridad del país.A esto le debemos sumar la división del propio MMA, que ha quedado fragmentado en múltiples partidos. Uno de los partidos salientes, el Jamaat-e-Islami cuyo nombre recuerda a las ideas de Mawdudi, ha boicoteado las elecciones, y el otro, el Awami, ha centrado su voto excesivamente en la cuestión Pastún, lo que le ha restado gran parte del apoyo que poseía el MMA.
El otro gran perdedor de los comicios es el PML(Q), que ha bajado hasta el 16 por ciento y que tiene los días contados en el gobierno. Además, los casos de corrupción y de intimidación electoral se suceden en Pakistán, y el PML(Q) está ligado ineludiblemente a la imagen de Musharraf, lo que les resta legitimidad tanto interna como externa.
EL DESCENSO DE MUSHARRAF
En el plano interno, Musharraf no ha sido capaz de acabar con la violencia sectaria, y áreas como las zonas tribales (FATA) o Baluchistán han sido objetivo de atentados salvajes. En estas regiones los Talibán encuentran cobijo entre los miembros de la etnia Pashtun Ghizale, lo que hace más difícil la lucha contra el terrorismo. En medio de esta violencia se enmarca, precisamente, los dos atentados sufridos por Benazir Bhutto, el último de los cuáles le costó la vida. Entre la población se ha extendido el rumor, la percepción o incluso la sensación de que los hombres del presidente pudieran estar involucrados en el mismo.
Por otro lado, los problemas con la justicia del presidente Musharraf parecen haber pesado en la decisión de los electores. De hecho, la incipiente coalición ya se ha encargado de restaurar a los más de 60 jueces que Musharraf había desposeído de sus cargos.
En el plano internacional, el tiempo de Musharraf parece acabarse, sobre todo si atendemos a las declaraciones de los candidatos demócratas a la Casa Blanca. Tanto el ya derrotado John Edwards, como, sobre todo, el ciclón Obama, han criticado la falta de cooperación del gobierno pakistaní en la lucha contra el terrorismo. Incluso, el triunfo de Barack Obama podría llegar a suponer una situación muy complicada para Musharraf ya que El Cambio, como se hace llamar el candidato afroamericano, ha sugerido dedicar a Pakistán los esfuerzos que se están llevando a cabo en Irak, incluyendo ataques en la zonas donde se esconden los talibán, es decir en las zonas tribales y en Baluchistán.
En el plano interno, Musharraf no ha sido capaz de acabar con la violencia sectaria, y áreas como las zonas tribales (FATA) o Baluchistán han sido objetivo de atentados salvajes. En estas regiones los Talibán encuentran cobijo entre los miembros de la etnia Pashtun Ghizale, lo que hace más difícil la lucha contra el terrorismo. En medio de esta violencia se enmarca, precisamente, los dos atentados sufridos por Benazir Bhutto, el último de los cuáles le costó la vida. Entre la población se ha extendido el rumor, la percepción o incluso la sensación de que los hombres del presidente pudieran estar involucrados en el mismo.
Por otro lado, los problemas con la justicia del presidente Musharraf parecen haber pesado en la decisión de los electores. De hecho, la incipiente coalición ya se ha encargado de restaurar a los más de 60 jueces que Musharraf había desposeído de sus cargos.
En el plano internacional, el tiempo de Musharraf parece acabarse, sobre todo si atendemos a las declaraciones de los candidatos demócratas a la Casa Blanca. Tanto el ya derrotado John Edwards, como, sobre todo, el ciclón Obama, han criticado la falta de cooperación del gobierno pakistaní en la lucha contra el terrorismo. Incluso, el triunfo de Barack Obama podría llegar a suponer una situación muy complicada para Musharraf ya que El Cambio, como se hace llamar el candidato afroamericano, ha sugerido dedicar a Pakistán los esfuerzos que se están llevando a cabo en Irak, incluyendo ataques en la zonas donde se esconden los talibán, es decir en las zonas tribales y en Baluchistán.
ENTRE SHURAS Y ATAQUES
Según algunos informes, el Mulá Omar estaría escondido en Quetta y desde allí dirigiría la Shura desde donde se planean los atentados contra las fuerzas multinacionales de la OTAN en Afganistán. Las otras tres Shuras estarían situadas en Miran Shah (Waziristán Norte), Peshawar (capital de la provincia de la Frontera Noroeste) y Karachi. Ésta última, la única situada fuera de la zona de control Pashtun Ghizali, estaría dedicada a la logística, mientras que las otras dos serían de corte más operativo.
Los grupos islamistas están intentando desestabilizar a la coalición PPP/PML(N), y el primer golpe ha sido el ataque sufrido en la sede del partido de la familia Bhutto en Karachi. La acción de dos terroristas suicidas se ha llevado por delante la vida de 26 personas, 15 de ellos niños, y ha dejado un rastro de más de 175 heridos. Parece que las fuerzas más radicales pretenden que el PPP reduzca al máximo su poder institucional, algo que ya intentó Zia-ul-Haq cuando relegó a este partido al número 70 Clifton Street, es decir, a la residencia de la familia Bhutto.
Según algunos informes, el Mulá Omar estaría escondido en Quetta y desde allí dirigiría la Shura desde donde se planean los atentados contra las fuerzas multinacionales de la OTAN en Afganistán. Las otras tres Shuras estarían situadas en Miran Shah (Waziristán Norte), Peshawar (capital de la provincia de la Frontera Noroeste) y Karachi. Ésta última, la única situada fuera de la zona de control Pashtun Ghizali, estaría dedicada a la logística, mientras que las otras dos serían de corte más operativo.
Los grupos islamistas están intentando desestabilizar a la coalición PPP/PML(N), y el primer golpe ha sido el ataque sufrido en la sede del partido de la familia Bhutto en Karachi. La acción de dos terroristas suicidas se ha llevado por delante la vida de 26 personas, 15 de ellos niños, y ha dejado un rastro de más de 175 heridos. Parece que las fuerzas más radicales pretenden que el PPP reduzca al máximo su poder institucional, algo que ya intentó Zia-ul-Haq cuando relegó a este partido al número 70 Clifton Street, es decir, a la residencia de la familia Bhutto.
POSIBLES ESCENARIOS PARA UNA INCIERTA GOBERNABILIDAD
Tras las elecciones se plantean tres posibles escenarios. El primero, es que se respete el plan de Benazir Bhutto y que su marido se convierta en primer Ministro manteniendo a Musharraf como presidente. Los problemas para que se cumpla este escenario son dos: el primero es que los seguidores de Bhutto no están dispuestos a que siga Musharraf, y el segundo es que Sharif controla la Asamblea más importante, la del Punjab.Así, el escenario número dos pasaría por una coalición entre el PPP y el PML(N), en la que Zardari seguiría de primer ministro y Sharif sería presidente tras una moción contra Musharraf. La tercera posibilidad implicaría que Zardari fuera presidente y Sharif primer ministro, aunque éste último escenario es poco probable, habida cuenta de que el potencial del PPP es la Asamblea Nacional, que va a presidir, y el del PML(N) es la Asamblea del Punjab.
La gobernabilidad de Pakistán es incierta, la situación interna es caótica y la presión que llega desde el exterior hace pensar que Musharraf tenga los días contados. Las elecciones norteamericanas pueden resultar decisivas, sobre todo y aunque parezca paradójico, si Obama se convierte definitivamente en el candidato demócrata. De todos modos, si atendemos a la historia, los demócratas siempre han favorecido a India y marginado a Pakistán y los republicanos no han hecho precisamente un buen trabajo en el país de los puros. Así, cualquiera que sea el resultado de la coalición de gobierno habrá que esperar hasta el primer martes después del primer lunes de noviembre para saber si tiene futuro o no.
Tras las elecciones se plantean tres posibles escenarios. El primero, es que se respete el plan de Benazir Bhutto y que su marido se convierta en primer Ministro manteniendo a Musharraf como presidente. Los problemas para que se cumpla este escenario son dos: el primero es que los seguidores de Bhutto no están dispuestos a que siga Musharraf, y el segundo es que Sharif controla la Asamblea más importante, la del Punjab.Así, el escenario número dos pasaría por una coalición entre el PPP y el PML(N), en la que Zardari seguiría de primer ministro y Sharif sería presidente tras una moción contra Musharraf. La tercera posibilidad implicaría que Zardari fuera presidente y Sharif primer ministro, aunque éste último escenario es poco probable, habida cuenta de que el potencial del PPP es la Asamblea Nacional, que va a presidir, y el del PML(N) es la Asamblea del Punjab.
La gobernabilidad de Pakistán es incierta, la situación interna es caótica y la presión que llega desde el exterior hace pensar que Musharraf tenga los días contados. Las elecciones norteamericanas pueden resultar decisivas, sobre todo y aunque parezca paradójico, si Obama se convierte definitivamente en el candidato demócrata. De todos modos, si atendemos a la historia, los demócratas siempre han favorecido a India y marginado a Pakistán y los republicanos no han hecho precisamente un buen trabajo en el país de los puros. Así, cualquiera que sea el resultado de la coalición de gobierno habrá que esperar hasta el primer martes después del primer lunes de noviembre para saber si tiene futuro o no.
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